Por: Joaquín Terrazas
El primer abordaje del autor al tema fue en 15/mar/2017 en la revista Consultoría, disponible en : https://revistaconsultoria.com.mx/el-poder-de-la-gestion/
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Era un proyecto complicado, reingeniería de procesos y cambio de plataforma tecnológica en paralelo y ambos equipos cometimos el error de haber dejado de lado una parte importante de la operación de Centroamérica. Al hablar con el director regional ubicado en Panamá, me retó y me dijo: “no lo voy a hacer, para que me interesen tus proyectos demuéstrame tu interés en mi operación y para que lo entienda ven a explicármelo”, colgando con él llamé a mi esposa y me fui al aeropuerto. A las 8 am estaba yo en su oficina con el riesgo de que me despachara en 15 minutos. Tal fue su sorpresa al verme ahí que pasamos todo el día trabajando juntos, al terminar el día avanzamos todo lo necesario y en el transcurso de las siguientes semanas y meses fue una de las mejores implementaciones regionales del proyecto. Eso es la gestión, humana y personal.
Culpa tecnológica o responsabilidad humana
En esta época de avances tecnológicos impresionantes que evolucionan a una velocidad mucho mayor a nuestra capacidad de asimilación (ver ley de Moore y asimilación tecnológica) tememos porque la tecnología, los robots, la inteligencia artificial y otros artilugios nos substituyan y acaben con nosotros en el más amplio sentido. El cine ha hecho lo propio para multiplicar nuestra imaginación, incrementar nuestros miedos y mantenernos en alerta e incluso en paranoia.
Algunos visionarios captan el potencial oportunamente, incluso en medio de condiciones adversas, se adaptan, evolucionan y aprovechan la oportunidad. Así nos lo muestra la película (peliculón) basada en un caso real Talentos ocultos de la cual destaco en esta ocasión la acción de Dorothy Vaughan quien decide utilizar la tecnología en lugar de ser sustituida por ésta, lo que le vale ser la primera supervisora de los servicios de IBM en la NASA, ¡y de color!, con todos los obstáculos que eso implicaba en esa época.
En lugar de reforzar una visión trágica en la cual los robots aniquilan a los humanos, creo en una versión más realista y preocupante como la que plantea Pixar en su película Wall-e o Touchstone Pictures en su película Identidad sustituta en las cuales nosotros mismos estamos acabando con nosotros mismos al permitirnos perder las capacidades y habilidades humanas, y hacernos dependientes de la tecnología. Hoy día podemos ver lo real de este planteamiento en lugares públicos ¡o incluso en la propia familia!
El problema no es la tecnología, ¡es lo que nosotros hacemos con ella!
A simple vista pareciera que el avance tecnológico va deteriorando las capacidades de socialización y de pensamiento analítico, crítico y estratégico de nuestros jóvenes y gradualmente de nuestra sociedad, sin embargo, la realidad es que el abuso en el uso de las tecnologías que propician eso no es de abuso exclusivo de los jóvenes y lo hemos permitido e incluso fomentado nosotros por delegar nuestras responsabilidades a los medios electrónicos en lugar de tomar fomentar la relación personal uno a uno, tanto en el ámbito profesional como familiar.
La tecnología puede ayudar a la sociabilización y a acercar a las personas desde el telégrafo, después el teléfono fijo, y ahora las redes con teléfonos inteligentes. Queda claro que el confinamiento por pandemia impacta negativamente nuestras habilidades sociales, pero queda en nuestras manos mantener intencionalmente un sano equilibrio a través de acciones concretas.
Asumiendo el control de mis relaciones
Una de las habilidades sociales fundamentales es la de la gestión, no solo desde un punto de vista de coordinación de tareas y actividades, sino desde el enfoque de interacción y colaboración con otras personas para lograr un objetivo. Dicha gestión humana nos permite coordinar esfuerzos y lograr objetivos, pero además aprovechar el potencial y talentos de las personas, multiplicar los enfoques y puntos de vista, reforzar y sustentar la toma de decisiones y detonar participación e iniciativa. Esto es gestión, una cualidad única de los humanos.
La gestión se materializa a través del acercamiento personal, de la escucha activa, de la conversación, del compromiso y del cumplimiento. Pero la gestión también tiene manifestaciones más sutiles y sublimes como una mirada, una sonrisa, una risa, el contacto de un saludo de manos, el sonido de escuchar nuestro nombre o dirigirnos a las personas por su nombre y efectos mucho más productivos y enriquecedores para la economía y para la plenitud de cada persona como influir, motivar y persuadir.
Podemos aprovechar la tecnología para llevar a cabo gestión más eficiente, pero hay una delgada línea entre dicho uso de la tecnología y sustituir la gestión por la tecnología o delegar la gestión a la tecnología. Es tan delgada la línea que en ocasiones no se puede reconocer. Por ejemplo, utilizar la videoconferencia para tener conversaciones y reuniones entre personas ubicadas en lugares lejanos es una forma de aprovechar la tecnología, pero solo enviar correos o mensajes, o dejarlo solo a los flujos de trabajo, solo publicar en una plataforma, solo compartir en un servidor es delegar la gestión a la tecnología. Recibir la llamada de un cliente es gestión, direccionarlo con una contestadora (aunque ya no se usan) o a un chatbot es delegarla a la tecnología.
Delegar trabajo a la tecnología para que no tengamos que hacerlo nosotros mismos puede ser muy eficiente, pero tampoco siempre es efectivo. Puedes mandar mil mensajes de cobranza, escritos o de audio, pero no se compara con la efectividad de una amable y empática gestora que te escucha, te ofrece alternativas y concreta un compromiso. Puedes mandar miles de correos electrónicos con tus ofertas, pero nada como un acercamiento cordial de un amable vendedor en el lugar y momento oportunos.
Nuestra personalidad y nuestro relacionamiento
Carl Gustav Jung, fundador de la psicología analítica, discípulo y amigo de Sigmund Freud, a principios del siglo XX planteó el entendimiento de la personalidad a partir de varias dimensiones, dos muy importantes son el nivel de introversión-extroversión y la orientación a las personas o a la tarea.
Nuestra naturaleza, introvertida o extrovertida, influye de manera importante en nuestras preferencias y éstas en nuestro comportamiento cotidiano de forma tal que podemos evitar abordar temas, personas y la combinación de ambos. Este aspecto nos ilustra respecto a nuestra habilidad natural para gestionar, no solo es cuestión de gustos, es la facilidad natural que tenemos para hacerlo.
Si bien es cierto que una personalidad extrovertida tiene por su naturaleza mayor facilidad para relacionarse y por lo tanto para gestionar con otras personas, también es cierto que es una habilidad que se puede desarrollar, inclusive por personas introvertidas, y sin cambiar su esencia. El primer paso para evolucionar en cualquier campo es conocernos real y profundamente, reconocer nuestra propia naturaleza y nuestro propio nivel, hacer consciencia de quién soy, determinar lo que quiero, definir lo que tengo que hacer para lograrlo y realizarlo con voluntad y disciplina. Se requiere, sentir la necesidad y saber que tenemos mucho que ganar si lo desarrollamos.
La gestión es necesidad u oportunidad
Las habilidades de gestión no son una necesidad básica, perfectamente podemos subsistir sin tener que utilizar esta forma de interacción. Sin embargo, hacerlo nos da beneficios directos, profesionales y personales, por ejemplo, nos permite lograr mejores y mayores resultados en menor tiempo y costo, ser considerados para oportunidades profesionales, establecer redes de apoyo y establecer relaciones de largo plazo, entre muchas otras ventajas.
Pero como dice el proverbio de la tribu Masai en Tanzania: “si quieres llegar solo camina solo, si quieres llegar lejos camina en grupo”. Vas a lograr más si lo haces en grupo, o, mejor dicho, en equipo. Y para hacer equipo es necesario gestionar, vender ideas, abordar y resolver conflictos, negociar, persuadir y cumplir.
Por lo tanto, la gestión te abre puertas y oportunidades, algunas evidentes y otras insospechadas.
Cada uno en su espejo
Algunas reflexiones que nos ayudan a reconocer el nivel de desarrollo de nuestras habilidades de gestión son:
- Atención, ¿prefiero fijarme en las personas o en los temas?
- Disposición: ¿prefiero hacer o evitar el contacto?
- Intención ¿considero a las personas como un medio o un fin en sí mismas?
- Interacción ¿prefiero interactuar personalmente o por medios electrónicos?
- Vinculación y relacionamiento ¿busco crear y mantener vínculos o delimitar mi espacio personal?
Nota como cada una de estas preguntas te hacen identificar si eres más orientado a las personas y extrovertido y por lo tanto se te facilita la gestión o si eres orientado a la tarea y extrovertido y se te dificulta la gestión. Por supuesto puedes estar en todos los puntos intermedios entre estas variables. Todos somos diferentes.
Una vez que te hayas reconocido, es muy importante que ¡no te juzgues! Son características de tu personalidad, comienza por aceptarte y amarte tal y como eres para entonces desarrollar habilidades que te sirvan, como dijimos, sin cambiar tu esencia.
Si quieres conocerte más a detalle en estas dimensiones puedes aplicarte test de personalidad DISC o Cleaver que te darán más información de ti, puedes encontrar muchas pruebas buscando en Internet. También te recomendamos el libro “Ahora descubre tus fortalezas” de Donald Clifton y Marcus Buckingham, te ayudará también a reconocerte y a enfocarte en desarrollar tus principales habilidades.
Desarrollando tus habilidades de gestión
Una vez que te has reconocido y que te has confirmado a ti tu voluntad de aprovechar los beneficios que te brindan la gestión puedes trabajar en varios campos.
La comunicación efectiva te permite expresar tus ideas y captar las ideas e intenciones de tus interlocutores para una interacción positiva y productiva. Como dijo Peter Drucker: “Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice”.
La colaboración y contribución en equipos de trabajo te ayuda a establecer vínculos profesionales más sólidos y productivos. Como dijo Henry Ford: “Ir juntos es un comienzo, mantenerse juntos es progreso y trabajar juntos es el éxito”.
La inteligencia emocional nos sirve para entender y manejar mejor nuestras emociones y pensamientos y en relación con nosotros mismos y con los demás, reduciendo nuestra reactividad y permitiendo desarrollar una empatía y asertividad en nuestras interacciones. Como dijo Daniel Goleman: “Las emociones sin control transforman en estúpidas a personas inteligentes”.
Cuando sabemos o sentimos que nuestras habilidades no son buenas tendemos a evitarlas. Es cierto que requieren de práctica, pero hazlo sobre una base firme tomando el entrenamiento para hacerlo más fácil, rápido y efectivo.
Y tú, ¿asumes o evitas la responsabilidad de tu capacidad de relacionarte?
Dedica tiempo, dinero y esfuerzo a desarrollar tus habilidades de gestión y
¡aprovecha los beneficios del poder de la gestión!