Trivializar la importancia estratégica del cambio puede salir muy caro…
Por Ricardo Delgadillo
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- Menos de la tercera parte de las empresas que se han involucrado en iniciativas de TD obtienen beneficios reales;
- Las iniciativas de Transformación Digital no significan agregar más tecnología o más soluciones tecnológicas a las ya existentes;
- La falta de inclusión de nuevas formas de hacer las cosas en un modelo distinto de operación, evitan que se logren la mayor cantidad de beneficios financieros;
- Sistematizar la operación actual, sin una reflexión previa de mejora, puede generar mayor carga financiera a la organización sin recibir necesariamente beneficios de la práctica.
Transformación Digital como cliché
Desde una perspectiva histórica, las empresas han estado inmersas desde hace ya unos 35-40 años en procesos de «Transformación Digital» y en ese sentido, circunscribir el hiper-masajeado término a la adopción o integración de más soluciones de tecnología de información en sus portafolios, puede ser una aproximación un poco ingenua.
Por ello, creemos que, en un afán de subirse a una moda que efectivamente tiene un altísimo impacto en la forma en la que se desarrollan los negocios, este tipo de iniciativas deben ser llevadas a cabo desde una perspectiva mucho más amplia.
En una reciente encuesta, se ha mostrado que sólo el 35% de las empresas que se han involucrado en una iniciativa de “Transformación Digital”, han obtenido un incremento en sus ingresos (revenue). También esas iniciativas han quedado lejos en sus expectativas de reducción de sus costos ya que sólo el 25% de las empresas encuestadas, han obtenido beneficios a ese respecto*.
Al hacer una aproximación enfocada sólo en un cambio tecnológico y/o adopción de nuevas soluciones de tecnología sin considerar otros aspectos en la operación y el desarrollo del negocio, sólo confirma nuestras sugerencias respecto del tema, de llevar a cabo un proceso holístico y con una perspectiva completa de las implicaciones y de los beneficios potenciales.
Entendemos que por la presión por subirse a la olas de e-Commerce, generar una experiencia Omnicanal o incorporar cualquier otra práctica, en más del 68% de las ocasiones los resultados quedan muy por debajo de las estimaciones y expectativas generadas.
En ese sentido, creemos que la mejor aproximación debe incluir no sólo a los responsables de las operaciones o las áreas involucradas en el desarrollo del negocio (i.e. Ventas, Marketing, Desarrollo de producto), sino se debe repensar la forma en que la organización puede crear valor, repensando su cadena de valor, sus modelos asociados y las estructuras organizacionales respectivas.
Aunque hoy prácticamente existen soluciones para todas las áreas funcionales en una organización típica, no existe hoy una sola que haya realizado una automatización completa de todas sus operaciones, ya sea por razones políticas, financieras u otras.
La digitalización de una organización puede ser llevada a cabo de una manera radical, solamente si se replantea todo el negocio. Y aunque esta afirmación pueda sonar osada, es poco probable que los beneficios financieros para una empresa sean atractivos al introducir soluciones parciales. Como ejemplo podemos poner sobre la mesa la introducción de las computadoras portátiles (Laptops) y otros dispositivos móviles como las tabletas y los teléfonos inteligentes.
A pesar de que hoy se puede acceder casi a cualquier aplicación empresarial desde los dispositivos mencionados, la productividad no se ha visto traducida radicalmente. Efectivamente hay algunas métricas en las que se pueden observar mejoras (e.g. tiempo en la disponibilidad de información, ubicuidad en el desarrollo de actividades administrativas, etc.), sin embargo la mayor introducción de soluciones tecnológicas no se ha traducido en un incremento importante en la mayor parte de los negocios.
«…Si pensamos que el promedio de las utilidades generadas puede rondar entre el 24% y el 31%, la introducción de soluciones de TI, podrían ayudar a dar el salto para que estuvieran alrededor del 40%. Pero esto difícilmente se logra...»
Por ello es que las iniciativas de Transformación Digital, aunque permiten que se logren margenes altos como el mencionado más arriba, la sola introducción de tecnología para producir más o ser más productivos no es suficiente. El Índice de Desperdicio de Tecnología de Información nos muestra que aunque una empresa pueda contar en su infraestructura con una cobertura del 90% de sus operaciones con diversas aplicaciones tecnológicas, su desperdicio descarrila el propósito de generar mayores utilidades.
En ese sentido, nuestra propuesta implica una reinvención del modelo de negocio. Esto significa, explorar nuevas formas de estructurarlo, desarrollarlo, operarlo y obtener ganancias. Esta aproximación no deja fuera los principios empresariales fundamentales, pero ayuda a eliminar aquellos aspectos que impiden una alta rentabilidad.
Una experiencia interesante
Como ejemplo podemos comentar el de una marca de zapatos mexicana muy exitosa y con larga trayectoria en el mercado, que decidió, viendo la forma en la que cambió la dinámica del mercado, en lugar de incrementar sus capacidad instalada en soluciones de TI decidió transformar por completo su cadena de valor, trasladando su capacidad productiva de zapatos al lejano oriente.
Esto le permitió reducir su carga financiera y, sin deshacerse de sus puntos de venta en las localidades en donde tiene una presencia fuerte y alto reconocimiento, al replantear su estructura y su modelo de operación, tuvo la posibilidad de adoptar una solución Multiexperience Development Platform que le permite controlar mejor la totalidad de sus operaciones, incluyendo la integración completa (i.e. punto a punto) desde la gestión de sus procesos de manufactura vía remota, su cadena de suministro y su práctica de comercio electrónico (vía web y móvil).
Haber realizado un ejercicio de completa reimaginación de su negocio, apoyada por una auténtica iniciativa de Transformación Digital, le ayudó a mantener aquellas capacidades de negocio en el país que efectivamente contribuyen en la generación de riqueza, relocalizando aquellas que forman parte de su cadena de valor pero que podían ser ejecutadas en localidades distintas, automatizando aquellos procesos que se requerían y reestructurando las funciones de su capital humano.
Y aunque efectivamente suena radical la forma en la que esta compañía se reinventó, el gran riesgo que corría al introducir soluciones tecnológicas que le ayudarían a mantener el valor de sus marcas de forma marginal, era perder el reconocimiento de marca logrado durante sus varias décadas en el mercado, y logrando únicamente contar con una capacidad instalada de tecnología de información completamente desbalanceada y con muy bajo impacto en su generación de riqueza.
En palabras del CEO: “La decisión fue difícil porque sabíamos que al hacer nuestro proyecto de Transformación Digital, dejaríamos sin trabajo a algunas personas. Sin embargo los resultados del ejercicio de introspección y factibilidad del cambio, nos permitieron darnos cuenta que si continuábamos por el mismo camino, haciendo las cosas de la forma en la que lo habíamos hecho los años anteriores, el futuro de la marca y de todos los empleados de la compañía, sería, de hecho, su desaparición total…”
*LaBerge, Smaje & Zemmel. (2022, junio). McKinsey.